Trabajo y salud mental ¡Viva el 1 de Mayo!

Imagen del blog del Observatorio de empleo

Fátima Masoud Salazar

La salud mental es el bienestar psíquico de las personas y todas somos vulnerables de tener a lo largo de nuestra vida problemas de salud mental, pero principalmente aquellas personas sujetas a la explotación económica, o que manifiesten cualquier disidencia a la norma en cualquier sociedad.

Según la Organización Mundial de la Salud: “El trabajo es beneficioso para la salud mental. Sin embargo, un entorno laboral negativo puede causar problemas físicos y psíquicos.”

Parece que para la Organización Mundial de la Salud el problema está más en el entorno que en términos de explotación y condiciones laborales abusivas.

Guillermo Rendueles en “Las falsas promesas psiquiátricas” explica sobre el acoso laboral lo siguiente:

“La teoría del acoso laboral supone una forma de subjetivización de esas condiciones reales que se complementa a la perfección con esa individuación forzada del trabajo. Si el trabajo me altera y “estoy cansado, con dolores múltiples o pérdida de memoria…” “en el poco tiempo que estoy en casa no me quito de la cabeza los problemas, el trabajo acaba siendo una forma de posesión peor que la diabólica” lejos de buscar acciones colectivas que transformen el tormento o buscar al menos palabras de exorcismo para maldecir al amo, debo encontrar un psiquiatra que me ayude a detectar y combatir al responsable de mi estrés laboral. 

Los problemas de salud mental, en muchos casos, ocurren porque se patologizan las consecuencias de las condiciones de vida a las que nos somete el capitalismo, por tanto se busca curar con pastillas el estrés provocado por las circunstancias negativas en el trabajo en vez de con lucha sindical. Debemos cambiar esta nefasta práctica porque tenemos muy claro que sin condiciones materiales adecuadas, no hay, ni puede haber salud mental para nadie y menos para las trabajadoras.

El Instituto Sindical Europeo publicó en 2015 un informe llamado “Malos trabajos” Índice europeo de la calidad en el trabajo, sobre la calidad del empleo en los 28 países de la Unión Europea que es demoledor para España.  Subraya que el elevadísimo nivel de desempleo (uno de los más altos de la UE) va acompañado con uno de los porcentajes mayores de horas extras. Los trabajadores y trabajadoras españoles son los que hacen más horas extras, lo que afecta a su vida personal (lo que el informe define como “equilibrio entre vida personal y laboral”). En realidad solo en Grecia los trabajadores y trabajadoras están en peor situación que los españoles, es decir, tienen jornadas de trabajo que se alargan todavía más allá de las horas acordadas. Es también importante subrayar que las mujeres trabajadoras incluso trabajan más horas extras que los hombres trabajadores. En este punto cabe señalar el bien conocido hecho entre salubristas de que las mujeres españolas son de las que tienen mayores enfermedades relacionadas con el estrés en la Unión Europea debido a su enorme sobrecarga entre la familia y el trabajo.

También es importante destacar que uno de cada diez trabajadores se encuentra por debajo del umbral de la pobreza.

La individualización de los problemas laborales, su patoligización y medicalización están ganando a la lucha colectiva. 

El neoliberalismo consigue dividir a la clase trabajadora situando los problemas en individuales en vez de en luchas colectivas y a la vez consigue enriquecer a la industria farmacéutica medicalizando los problemas individuales. Con esto obtiene una victoria doble, por una parte asegurarse de que no va a haber una lucha unida de los trabajadores para exigir derechos y por otra seguir generando beneficios.

Si tenemos problemas de ansiedad por motivos laborales el médico nos dará ansiolíticos, en vez de alentarnos a ir a un sindicato para mejorar las condiciones de trabajo de forma colectiva.

Si nuestro hijo no aguanta ocho horas en un aula le diagnosticarán déficit de atención y le administrarán anfetaminas.

Si estamos agotadas por intentar conseguir el mito de la conciliación, lo máximo a lo que podremos aspirar será a una baja de depresión con su inevitable toma de antidepresivos y ansiolíticos. 

Como ya dijimos necesitamos cambiar el sistema y no que nos mediquen para soportarlo. El ya citado Rendueles nos recuerda que “no necesitas un psiquiatra, necesitas un sindicato”.

Publicado por Orgullolocomadrid

Somos un colectivo de activistas en salud mental. Luchamos por nuestros derechos y reivindicamos otra concepción de la locura. Twitter: orgullolocomad Instagram: orgullolocomadrid Email: Orgullolocomad@gmail.com

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